Los síntomas son numerosos: picor, pérdida de pelo, caspa, costras, cambio de coloración o consistencia de la piel o aparición de nódulos. Sin embargo, pocos de estos signos son específicos de una sola enfermedad.
Es por esto que es muy importante en dermatología seguir protocolos de actuación que permitan llegar al diagnóstico certero del problema sin pasar por alto ninguna causa ni realizar pruebas innecesarias.
Igualmente, un problema cutáneo puede ser el reflejo de una enfermedad interna, que habrá que diagnosticar y tratar si queremos mejorar el estado de la piel. En el Hospital Veterinario Villablanca contamos con un equipo, bajo la supervisión de la Dra. Valérie Boulanger, con formación avanzada y amplia experiencia tanto en dermatología como en medicina interna, de modo que podemos afrontar cada caso de un modo global.
La consulta de dermatología sigue varios pasos: se realizará en primer lugar un cuestionario detallado sobre el animal y la aparición y evolución de su enfermedad. Según el diagnóstico diferencial al que se haya llegado, distintos exámenes complementarios de base podrán serle propuestos. Entre ellos citamos el examen con lámpara de Wood, citologías, raspados, tricogramas o cultivos de hongos, que son realizados sin necesidad de sedar al animal. En algunas enfermedades crónicas podría ser necesaria la toma de una pequeña muestra de piel, o biopsia, bajo leve sedación o anestesia local.
Según los resultados de las pruebas, un tratamiento le será propuesto, en forma local y/o general. Los tratamientos locales como los baños terapéuticos son de gran importancia, y pueden suponer por sí solos más del 80 % de la mejoría.
Para aquellos animales con diagnóstico de atopia o alergia, podemos realizar pruebas sanguíneas o de intradermoreacción para diseñar mejor el tratamiento a seguir, con la utilización, cuando esté indicado, de la inmunoterapia o “vacunas de alergia”.
En ocasiones, obtener la curación o mejoría de la piel puede llegar a ser un proceso lento, debido a las características propias de la misma. Es por esto que es muy importante que se establezca una comunicación fluida entre propietario y veterinario para monitorizar correctamente la evolución y respuesta al tratamiento instaurado.